A veces se presenta como Macs; otras como Mario. Hay quien prefieren llamarlo Mario Alberto (su nombre completo y el mismo que el de su padre, quien falleció en 2010 víctima de un cáncer). Pero lo cierto es que es parte de la familia Cayo, el clan más artístico de nuestro medio.
El arte en el corazón familiar. Macs Cayo con sus hermanas Stephanie y Fiorella Cayo, fundadores de Dance Studio.
Lo de llamarse Macs tiene de acróstico, apodo mediático y recuerdo de sus días de jugador de tenis. También tiene de anécdota e historia familiar. «Mi mamá ya tenía mucho trabajo criando a tres mujeres, así que le dijo a mi padre ‘tú encárgate del niño’. Y fue lo natural, él se sintió acompañado conmigo». El lugar común entre padre-hijo fue el tenis. Llegó incluso a representar a Perú en el equipo juvenil en la Copa Davis 2004. Gracias a la raqueta se ganó una beca para estudiar administración en la Stetson University en Florida. Allí uno de sus coach, quien creía que escribir su nombre era too long, redujo el Mario Alberto Cayo Sanguinetti a sus iniciales. De vuelta al Perú, decidió usar ese Macs su breve incursión en un reality de TV en 2011.
Para realizar este artículo responde a las preguntas desde Madrid, ciudad en la que se encuentra son su hermana Fiorella. Él dirige el programa intensivo de artes escénicas Performing Arts, de Dance Studio, un centro que ha impulsado la carrera de varios talentos nacionales. «Estamos en Madrid para formar alianzas —revela —. La idea es darle becas a nuestra alumnos como la que ya existe con el AMDA (The Amercian Musical and Dramatic Academy) de Nueva York».
¿Dejaste el tenis porque brotó tu lado artístico?
Casi me convierto en profesional. Fue un deporte que me trajo satisfacciones, gracias a él me pagué la carrera de administración en Estados Unidos. Pero es muy caro ser tenista profesional; se necesitan cerca de 80 mil dólares al año e intentarlo por tres años, además de buscar auspicios. Decidí irme por el baile.
“Casi me convierto en tenista profesional. Fue un deporte que me trajo satisfacciones, gracias a él me pagué la carrera de administración en Estados Unidos”.
¿Qué buscas con tu aporte a Dance Studio?
Normalizar el arte. Que sea como irte a tomar un café o comer un cebiche. Que los jóvenes no tengan miedo de decirle a sus padres ‘quiero estudiar teatro’. El arte es visto como una disciplina de pastrulos o vagos; pero forma el alma, actitud y liderazgo. Y en el Perú, donde hay mucha diferencia social, el arte es una manera de unirnos y entendernos.
Macs dirige el programa intensivo de artes escénicas Performing Arts, de Dance Studio, un centro que ha impulsado la carrera de varios talentos nacionales.
¿Cómo es tu relación con tus famosas hermanas?
Como fui criado más por mi padre, cuando él fallece comienzo a estar más cerca de ellas. Me siento como el protector de la familia, aunque Bárbara y Fiorella sean mis mayores (ríe). Y bueno, con Fiorella y Stephanie trabajo, algo que no es difícil, pero es curioso. Sobre todo, porque mis hermanas son personalidades. Felizmente podemos coincidir en cuestión de arte. Eso sí, apoyo las canciones de mis hermanas que me gustan y viceversa.
Pero si ni a ellas ni a mí no nos agradan lo que tenemos en Spotify no nos echamos flores en las redes (ríe).
¿Cada cuánto se reúnen?
Mira, somos una familia bastante tradicional y unida. Nos juntamos para cumpleaños, si todos estamos en el mismo país. Lo hicimos para Navidad y el pasado catorce de febrero celebramos el cumple de mi madre, que fue el dieciocho de ese mes. Creo que podríamos protagonizar un reality televisivo familiar. Claro, con menos drama que el de las Kardashian.